El siglo XVII es llamado por muchos como "La Era de la Razón".
La definición de razón, en esta época específica, es tomada como un arma, desprovista de contenido preestablecido, la cuál constituye un seguro instrumento de búsqueda, cuyo poder no consiste en poseer sino en adquirir. Se transforma en una forma de lucha contra la superstición, las formas religiosas tradicionales, el argumento de autoridad y las estructuras políticas y sociales anquilosadas, intentando eliminar cualquier elemento de misterio, extrañeza o milagro. Es, en esencia, un medio para conseguir el progreso, la posibilidad de instaurar la felicidad en la tierra y de mejorar a los hombres, de por sí buenos.